El Diario Filosófico

¿Has visto alguna vez la película “Avatar”? 

¿Te acuerdas cuando el personaje principal (Jake Sully) registraba todas sus vivencias con una cámara? 


A lo largo de su trepidante experiencia en Pandora, Jake hacía entradas en su diario e iba contando su experiencia. Si te fijas, te darás cuenta de que el personaje poco a poco va autoconstruyéndose a sí mismo desde su propia narración.

Algo parecido creo que se puede llevar al aula. Es por ello por lo que presento “El Diario Filosófico” como una interesante herramienta para trabajar en Filosofía.

 

¿En qué consiste el diario filosófico?

El Diario Filosófico, o diario de pensamientos, o cuaderno de notas filosóficos, o cualquier otro nombre que se quiera poner, es un espacio en el que los alumnos pueden compartir sus reflexiones, sensaciones, ocurrencias y pensamientos que van aprendiendo a lo largo del curso académico. De este modo, el Diario contribuye a que Filosofía deje de ser una materia para empollar contenidos y comience a ser una disciplina de reflexión transversal.

Creo que esta herramienta es perfecta para nuestros alumnos de Filosofía de Bachillerato y tiene una seria justificación. Este es el tema que defendí en mi Trabajo Final de Máster (TFM) del profesorado.

  

¿Cómo se puede llevar a cabo en clase?

El Diario Filosófico puede plasmarse dentro del Cuaderno de clase, o con un cuaderno de notas personalizado o en formato vídeo. Hay que tener en cuenta que esta herramienta es para los alumnos un espacio completamente personal. Ningún diario se parecerá a otro y, desde el punto de vista material (tipo de cuaderno, colores, dibujos, formato de vídeo, etc.) ellos podrán lo elegir a su gusto.

La idea es hacerles ver que deben dedicar un tiempo para esta actividad. Puede ser o después de cada clase, o los 10 últimos minutos de la sesión, o en la última clase de la semana. El tema es que se dediquen a crear un espacio a practicar la reflexión filosófica escrita u oral.

 

¿Cuáles son los temas que se deben de tratar en el Diario?

La elección de los temas es libre, siendo las clases y la propia vida del alumno los escenarios privilegiados para ello. Con el paso del tiempo observarán que el Diario ofrece muchas alternativas para la Filosofía. Estos son algunos territorios les puede ayudar a experimentar:

·      Reflexión sobre sentimientos: “¿cómo me siento?”, “¿por qué me siento así?”, “¿cómo me hace actuar este sentimiento?”, “¿puedo poner nombre a esto que siento?”, etc.

·       Reflexión sobre acontecimientos. Es decir, hechos acaecidos en clase, en familia, vistos en las noticias, en política, mis grupos de amigos, mi pareja, mis profesores, hechos de trascendencia pública, etc.  

·       Reflexiones poéticas a partir de imágenes, situaciones concretas y cotidianas, o sentimientos registrados.

·         Preguntas abiertas. Cuestiones sobre cosas que desconocemos, o nos producen curiosidad, o nos angustian o, simplemente, nos inquietan.

 


¿Cuáles son los objetivos del Diario filosófico?

Los objetivos principales de esta actividad tienen como finalidad:

·         Estimular la capacidad de reflexión del alumnado y su sensibilidad hacia el mundo que les rodea

·         Plantear una iniciación sencilla a algunos temas de trascendencia filosófica.

·         Desarrollar la capacidad de expresión escrita en sus modalidades expositiva, argumentativa y poética.

Por tanto, la idea no es escribir mucho y de cualquier asunto. La finalidad es facilitarles una herramienta para la reflexividad desde la narración.

 

¿Cómo se va a valorar este trabajo?

Para la evaluación de esta herramienta hay que advertir a los alumnos que como profesores no vamos a juzgar ni valorar el contenido de lo que aparece en el Diario. Recordemos que son adolescentes y su nivel de reflexividad es el que es. Nuestra función será evaluar las formas, no el contenido. Estos son algunos criterios que deberán de ser añadidos en la rúbrica de evaluación.

1.   Enfoque general y profundidad. El alumno logra plasmar cuestiones filosóficas con un pensamiento riguroso y no se limita a registrar y describir hechos superficialmente.

2.      Progresión. El alumno demuestra entradas en el Diario un avance coherente y no cae en reiteraciones repetitivas.

3.      Claridad. El alumno es capaz de usar a lo largo del Diario un vocabulario claro y preciso.

4.      Argumentos personales. El alumno en todas sus entradas recurre a ejemplos próximos a su experiencia personal y no acude a estereotipos y ejemplos ya pensados.

5.      Frescura y coherencia. El alumno construye los textos y las intervenciones de manera natural, fresca y viva. De este modo, se advierte con sólo leerlo su implicación personal, argumentación sólida y coherencia.

6.      Formato. El alumno se ha preocupado por cuidar la ortografía y la sintaxis en todas sus intervenciones, así como con el sonido y la imagen si está en formato vídeo.

        En definitiva, estoy convencido, y así lo he demostrado racionalmente en mi TFM, que el aprendizaje de la vida, que en realidad no es otra cosa que el ensayo de las posibilidades humanas. Reconozco que el Diario no es la única y la mejor herramienta didáctica, pero sí que nos ayudará a trabajar la narración como forma de construcción de la identidad en medio de un sistema que está siendo cada vez más tecnológico que humano. 

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